Hay que regar moderadamente, cada diez días en invierno y un par de veces a la semana en primavera o verano, procurando no encharcar la planta.
Cuando las condiciones son demasiado secas, las hojas se estrechan y se arrugan, se marchitan las puntas o puede formarse manchas marrones. Aunque la falta de riego afea esta planta, incluso con falta de riego total, la planta se reanima al volverla a regar, porque sus raíces tuberosas son capaces de almacenar agua y aguantar sequías.
En interior se adapta a muchas condiciones de luz y temperatura, soportando una zona de baja luz o una estancia fría. En exterior prefiere la semisombra, pues el contacto directo con el sol hace que las hojas se vuelvan amarillas y se quemen. Cuando se coloca en exteriores hay que procurar que no baje la temperatura mucho,no tolera el frío al menos la parte aerea, rebrotando en primavera.
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